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Greg Norman estuvo en Colombia

Bogotá. Considerado como un ícono del golf mundial, el australiano Greg Norman sigue siendo un protagonista de primer orden en la historia de nuestro deporte. El ‘Gran Tiburón Blanco’, poseedor de 89 victorias profesionales (20 de ellas en el PGA Tour), luego de más de tres décadas de juego al más alto nivel, logró trasladar su estilo de golf, agresivo y calculador, a otro plano al construir a su alrededor un gigantesco conglomerado empresarial que en la actualidad ocupa la totalidad del tiempo del ex número uno del mundo.

Y precisamente su accionar ahora como empresario fue lo que lo trajo el pasado fin de semana a nuestro país, concretamente a Cartagena y a Bogotá en una visita relámpago en la que tuvo la oportunidad de recorrer el proyecto urbanístico y golfístico que tendrá su firma en la costa caribe colombiana y, de paso, hacer de la inauguración del Campo Infantil del club Guaymaral el punto más alto en las más de dos décadas de historia del establecimiento ubicado al norte de la capital del país.

Carismático y amable con el público, Norman abrió un pequeño espacio en su agenda para compartir con un buen número de niños y adultos que se acercaron a conocer un poco más de cerca a esta leyenda viva de nuestro deporte, además de dejarnos algunas impresiones de lo que vive en la actualidad el jugador que pasó más de 330 semanas como número uno del mundo.

“El potencial en Colombia en el golf es muy alto. Cosas como las que ha hecho un jugador como Camilo Villegas, de atraer la atención del público es algo muy valioso por el éxito que ha tenido en el exterior, especialmente donde hay millones de golfistas”, afirmó Norman, que luego de cortar la cinta en el ‘tee’ del hoyo 1 del Campo Infantil de Guaymaral, atendió por algunos minutos a pocos medios de comunicación y a la Federación Colombiana de Golf.

Con todo el ‘Planeta Golf’ en su cabeza, Norman destacó el buen momento por el que atraviesa la imagen de nuestro país en el exterior, en especial gracias a la labor que ha hecho el golf en ese aspecto. “Pasaba hace algunos años, la gente me preguntaba que por qué iba a México, en donde tengo varios campos de golf, es peligroso, no sabemos qué está pasando. Y yo les decía, no hay tal, nunca he tenido ningún problema ni en México ni a donde he ido. Con iniciativas como estas, con torneos y campos no solo se expone el golf sino la belleza de un país”, sostuvo Norman, que mantiene una estrecha relación con Villegas desde hace ya varios años.

“Conozco muy bien a Camilo, él vive muy cerca de mi casa al sur de La Florida y he sido gran fan de él por un largo tiempo, antes que empezara a ganar en el PGA Tour siempre me encantó su personalidad, su estilo de juego. Es decir, es colombiano, es un tema cultural, su pasión por el juego es única y fue rápidamente aceptado a nivel mundial. Siempre me ha impresionado y sigo así ahora”, siguió Norman, que alabó de nuestro país su cultura, su comida y en especial su gente luego de esta primera visita a la capital colombiana.

Esos elementos, además de una sagaz jugada empresarial, fue la que lo unió con el proyecto urbanístico que desarrolla en Cartagena. “Queríamos estar involucrados en el proyecto. Con mi empresa de construcción de campos de golf hemos abierto más de 100 en todo el mundo. Afortunadamente, nos acercamos a este proyecto y ganamos la apuesta frente a otros proponentes. Nos involucramos también porque creemos que es importante que nuestra marca se haga un espacio en Suramérica, ya estamos trabajando en Santiago en Chile, en Brasil, en Panamá, en Argentina, en Costa Rica y Colombia es un gran lugar para seguir creciendo”, declaró.

Con poco tiempo libre al estar al frente de más de 16 empresas, Norman es claro en afirmar que sus tiempos como jugador están ya en el pasado. “Ya no practico golf en realidad. A todas estas actividades empresariales no se le puede sumar el jugar golf, al menos de una manera competitiva como me gusta a mí, con pasión. Nunca fui un golfista ‘ceremonial’, es decir del ‘montón’. Estuve en lo más alto del juego por un buen periodo de tiempo, así que no quisiera verme atrás”, confesó el australiano, que ahora, para mantener su estado físico se ha dedicado en buena medida al tenis.

“El tenis es un gran ejercicio para mí, me encanta mantenerme en forma, me gusta entrenar, estar concentrado… El tenis me permite eso, no me preocupa qué tan bien lo hago, solo me encanta practicarlo”, sonrió. “Además, ahora me encantan mis fines de semana, no se puede tener tiempo libre jugando regularmente. Me encantan mis fines de semana, me gusta estar por ahí, en casa, sacar a pasear los perros, ir a la playa… ¿sabes?, un día normal”, dijo.

Por ello, circuitos como el PGA Champions se ha privado de su presencia con regularidad, pese a haber disputado en él en seis temporadas un total de 13 competencias, con un Top-3 como su mejor resultado. “Tengo muchísimos recuerdos que me ha dejado el golf. A lo mejor, mi mejor momento creo que lo viví cuando gané mi primer torneo, era el cuarto que jugaba como profesional y por la forma en la que lo gané y por lo que significó es algo muy especial”, recordó al hablar de su pasado como uno de los mejores del planeta.

Dicho torneo fue West Lakes Classic de 1976, un certamen del Australian Tour y que se jugó en el campo del Grange Golf Club en Adelaide. “Era un desconocido y en el ‘field’ estaban nombres como los de Bruce Devlin, Bruce Crampton, David Graham, todos figuras del PGA Tour. Al final de la tercera ronda ganaba por 10 golpes. Eso fue lo me dio el empuje de confianza que necesitaba. Sabía que estaba en el lugar correcto. Fue la primera de mis 89 victorias”, complementó.

El tema de no haber podido ponerse la Chaqueta Verde en Augusta no podía faltar en la conversación con Norman, que de hecho parecía que esperara dicha pregunta. “Siempre me pasa y siempre repito lo mismo, así es el deporte, a veces se gana, a veces se pierde. Es como en la vida misma también», sostuvo.

«Creo que al final gané el torneo de mi vida en Augusta, pese a no ganar la chaqueta. Tuve dos situaciones bien complicadas, con Larry Mize en 1987 y con Nick Faldo en 1996. Fueron dos situaciones distintas y como resultado tuve también dos reacciones diferentes. Hubiera podido esconderlo, enterrarlo y pretender que nunca me importó. Pero cuando me preguntan sobre esto siempre respondo, siempre hablo de esto y nunca le he huido a lo que pasó. Todavía hoy, la gente destaca lo bueno que he podido manejarlo, por lo que es seguro para mí decir que gané el torneo de mi vida allí”, declaró anteriormente sobre el tema del primer ‘Major’ del año, que viene en pocas semanas.

“Siempre fue una persona distinta en el campo de juego. No era paciente porque no lo necesitaba. Sabía todo lo que requería y tenía plena confianza sobre mis habilidades. Ese fue mi estilo siempre ¿Qué si hubiera cambiado algo, sabiendo lo que el éxito en mis negocios me ha enseñado? A veces lo he considerado, pero no se confundan: tengo cero remordimientos”, puntualizó.

Nota y Foto gentileza: Carlos Avendaño – Federación Colombiana de Golf